Ana Francisca Boscardín nació en Bréndola (Vicenza — Italia) el 6 de octubre de 1888, de una modesta familia de campesinos. Fue educada por su madre, mujer de piedad singular, en la práctica de la bondad paciente y en la escuela de Jesús Crucificado y de la Madre Celestial.
A los 17 años ingresó en la Congregación de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sgdos. Corazones. Al iniciar el Noviciado tomó el nombre de María Bertila; en 1907 emitió su Profesión religiosa decidida a recorrer hasta el final el camino de la santidad. Su programa de vida: "A Dios toda la gloria, al prójimo toda la alegría, a mí todo el sacrificio".
Religiosa enfermera, prestó su servicio en el hospital estatal de Treviso y, durante la primera guerra mundial, trabajó en Viggiú (Várese) a donde había sido trasladado el hospital a causa de los frecuentes bombardeos en la provincia Véneta. Murió en Treviso el 20 de octubre de 1922.
Así decía de ella el Papa Pío XII: "Su vía, el 'Camino de las carretas, el más común . . . '. No tuvo éxtasis, no hizo milagros en vida, sino que buscó la unión con Dios siempre más profundamente, en el silencio, en el trabajo, en la oración, en la obediencia. De aquella admirable unión con Dios brotaba su exquisita caridad hacia los enfermos, los médicos, el personal auxiliar, los superiores y hacia todos los demás, había buscado tanto el Reino de Dios en sí misma que todo lo demás se le dio por añadidura . . . ¡Qué ejemplo digno tic ser imitado y seguido".
Fue beatificada por el Papa Pío XII en 1952 y canonizada por Juan XXIII en 1961. Su cuerpo mortal reposa en la capilla que le fue dedicada en Vicenza, cerca de la Casa Madre de la Congregación, en la Avenida San Domenico, Nó. 23.